martes, 25 de marzo de 2014

Tarea 1. Lazarillo

     
                                                                                                                Día 22 de Marzo, 2014 Para Martines:                                                            
Estimado señor, lamento lo sucedido la mañana anterior, yo y mi familia . Esto se dio a cabo ya que no veía otra manera mejor, o mejor dicho posible para obtener algo de alimento para mis hermanos y mi madre. Llevábamos días sin comer y mis hermanos pequeños empezaban a debilitarse sin poder salir de casa debido esto, mientras que mi madre y yo intentábamos conseguir dinero o comida.
Le contaré la historia para que no veo que soy un ladrón, que es como se me es llamado aunque sea lo último que me guste oír.
Todo empezó cuando yo era pequeño, inocente y algo gamberro. Vivía con mis padres y mis dos hermanos, Lucas y Marta. Mis padres se separaron ya que nunca se ponían de acuerdo por lo que discutían y peleaban casi todos los días y ya no se querían como antes. Después de separarse mi padre con el trabajo que tenía, que no era nada malo, le daba dinero a mi madre cada poco tiempo y venía a vernos una vez a la semana como mínimo, normalmente los mismos días de la semana.
Así se llevó mucho tiempo pero un día de los que estábamos acostumbrado a irnos con él, concreta mente uno de los miércoles,  no vino. Mi madre nos dijo  que sería por el trabajo pero que como mucho en dos días vendría a vernos. Mis hermanos y yo creímos a mamá y efectivamente al día siguiente vino diciéndonos que  su ausencia fue por trabajo. Ese día jugó con nosotros toda la tarde, lo pasamos genial. Al llegar la noche se despidió de mis hermanos como nunca antes había hecho y de mi, diciéndome que él sabía que yo era fuerte.
En este tiempo mamá no trabajaba ya que mi padre le daba todo el dinero que necesitábamos y a veces a mi me daba algo ya que decía que ya era mayor para tener una paga.
A la semana siguiente no vino ningún día y así, una semana tras otra, mi madre siempre nos ponía una excusa que mis hermanos creían pero yo cada vez menos, hasta llegar el momento de ser yo quien inventase la excusa, ya no era tan inocente o tal vez pequeño y sabía que algo estaba pasando.
Al poco tiempo de tener ausencia de dinero, mi mamá encontró un trabajo en el que iba entre semana, cuidando y limpiando la casa de una señora mayor. 
Mi madre no tenía tiempo para cuidarnos a mí y a mis hermanos, y tampoco dinero para contratar a una niñera por lo que muchas tardes íbamos con ella a casa de la señora mayor. Mis hermanos se quedaban en el patio que era muy bonito y grande y yo jugaba a esconderme por la casa y cotillearlo todo, pues la mujer no sabía nada sobre nuestra presencia.
En los días que estuve allí que no fueron pocos nunca vi a ningún familiar de la señora, parecía que no tenía.
Uno de los días en los que estaba en aquella casa la mujer mayor me vio y mi madre rápidamente y muy nerviosa le contó el porqué yo estaba allí, pero en ningún momento nombro a mis hermanos. La mujer dijo que no había problema con que yo estuviese allí. Desde aquel día como sabía de mi presencia no tenía que esconderme, cada vez que la veía pasar lentamente por los pasillos.
Al poco tiempo empecé a tener curiosidad por saber que había en la planta de arriba y un día decidí a subir las escaleras y ver que se había allí.
Nada más subir, había una puerta al fondo que me llamó la atención, me dirigí a ella y la abrí; mis ojos quedaron embobados en cada uno de los objetos de aquella habitación, me dispuse a cotillear todo ya que cada objeto era mejor que el anterior. 
Aquí empezó todo, llegue a la cómoda de la habitación donde vi un precioso collar de perlas blancas, este era muy pesado y me imagine lo mucho que debería costaba. Acto seguido se me vino a la mente la idea de robarlo ya que las cosas en casa no iban bien y apenas teníamos dinero para vestirnos y comer. Lo cogí, lo solté, lo cogí, lo solté, así tantas veces que me volví loco, pues no era capaz de robarlo y decidí no hacerlo.
Esa noche al dormir junto a mis dos hermanos pensé mucho acerca del tema del collar y tras muchas vueltas decidí cogerlo a la mañana siguiente,
una vez que tuve el collar pensé en cómo venderlo, pero tuve mucha suerte ya que me fue fácil y obtuve una buena cantidad por él. Gracias a este dinero, las cosas mejoraron un poco y mis hermanos podían quedarse a comer y todo la tarde en casa de una vecina por muy poco dinero, por lo que no aparecían mucho por la casa de la señora.
Mi mamá no supo de donde había sacado el dinero pero yo le conté una pequeña mentira y conseguí que la creyera, pero el dinero duro poco tiempo y mis hermanos tuvieron que volver con nosotros a casa de la señora mayor. No me gustaba esa idea y empecé a coger algunas cosas de aquella habitación. Nunca gastaba el dinero que conseguía en caprichos sino en comida ya que esto solo nos servía como una pequeña ayuda.  Los robos siempre eran debido a la falta de dinero como más bien le dije antes.
La mujer no se daba cuenta de ello ya que los objetos siempre eran de la planta de arriba y ésta nunca subía.
Un día tuve una gran recompensa al entregarle al hombre que le vendía todos los objetos y me permití llevar a mi mama a comer a un buen bar que era muy famoso. 
Mi madre pidió el día libre y la mujer algo molesta porque ella sola no podía valerse por sí misma, le dijo que sí. Mi madre trabajaba todos los días, ya que la mujer mayor había empeorado en poco tiempo. Ese día que mi mamá faltó al trabajo la mujer con mucho esfuerzo subió para coger unas cosas que necesitaba, normalmente esto lo hacía mi madre ya que la señora no podía. 
Al llegar arriba se dio cuenta de que faltaban algunos objetos de valor de aquella habitación. Esta no tuvo ningún problema en saber quién había sido el ladrón ya que las únicas personas que subían desde la última vez que ella lo hizo y estaban todas las cosas, era mi mamá y yo.
Al siguiente día cuando mi mamá y yo volvimos a su casa, yo fui a subir las escaleras y la señora que normalmente tenía una voz floja y cansada gritó mi nombre muy enfadada. Mi madre acudió corriendo al salón y esta nos contó todo lo que sabía sobre los objetos perdidos. Mamá quedo anonadada ya que no sabía nada de lo ocurrido sobre ese tema. La mujer nos dijo que nos fuésemos si no queríamos que llamase a la policía, ya que no lo hizo antes porque nos consideraba como su parte de su familia.
Nunca más volvió a contratar a mamá.
Después del despido las cosas empezaron a ir mal de nuevo ya que mamá no encontraba apenas trabajo y seguía limpiando casas pero no era nada fijo, como antes, por lo que no teníamos dinero y empezamos a pasar hambre.
Con el dinero que teníamos apenas podíamos comer y a mí no se me ocurrió robar más ya que el castigo de mamá había sido muy duro. Las cosas iban a veces peor y otras mejor, pero siempre pasábamos hambre. Hasta que ayer me dispuse a robar comida para mis hermanos, para mamá y para mí, aquel vendedor me cogió y me entrego a la policía.
No he querido ser un ladrón por gusto, me he visto en la necesidad para alimentar a mi familia, espero que lo entiendas.

Un saludo, Iván.




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